lunes, 8 de diciembre de 2014

CRÓNICA DENUNCIA POR VIOLACIÓN

CÓMO IR A PONER UNA DENUNCIA POR HABER SUFRIDO UNA VIOLACIÓN Y QUE EL SISTEMA NO TE LO PERMITA:

La historia que vamos a contar no es sino otra de las muchas que viven las mujeres que, tras haber sufrido algún tipo de agresión sexual, deciden acudir a denunciar estos hechos. ¿Por qué vamos a contar este caso y no el resto? Porque es el que hemos vivido, porque es el que más directamente nos ha llegado, y porque ante la imposibilidad de no poder narrar aquí todos los demás, al menos os transmitimos éste, que siempre será mejor que no contar nada.

Bien, esta denuncia se decidió poner voluntariamente por la víctima de un abuso sexual. Esta chica una tarde estaba junto con su novio en la cama, él le dijo que quería acostarse con ella, ella le dijo que no tenía ganas, se durmió, y fue entonces cuando él aprovechó dicha situación (teniendo ya el ‘NO’ rotundo de que ella no quería) para penetrarla. Ella se despertó por el dolor, le reprochó lo que había hecho con ella y no quiso saber nada más de él. Se acabó su relación afectivo-sexual. Por otro lado ella no estaba tomando métodos anticonceptivos en ese momento –como él también sabía- por lo que las semanas de después como imaginaréis fueron duras no solamente por lo ocurrido sino también por la incertidumbre de si se le había forzado a ser madre por el simple capricho de un hombre que quería tener sexo esa noche con ella, contra su voluntad. Las veces que él le pudiera pedir perdón, no cambiaban el hecho de que esta chica ya había sido violada.

Esto sucedió en verano por el mes de julio, esta chica de 17 años tardó en entender qué había sucedido (es muy duro asumir que tu pareja también puede violarte en un mundo en el que a las mujeres nos enseñan que sólo nos pueden violar hombres desconocidos por callejones oscuros) pero aun así supo identificar perfectamente la situación (más quisiéramos muchas de nosotras con más edad haber sabido identificar otras agresiones que hemos vivido de la manera tan tajante con la que lo hizo ella) y entonces decidió esperar a cumplir la mayoría de edad para poder poner la denuncia sin que sus padres se enteraran de nada.

Como entre nosotras (Asamblea Feminista Panteras) hay una compañera abogada se decidió que ella la acompañaría a comisaría, para apoyo y para aligerar el proceso, explicarse y que no tuviera que recaer sobre la agredida todo el peso de lo que suponía denunciar.

Fuimos un miércoles a la comisaría más cercana de su casa, así si tenía algún problema podía pasarse por allí otro día y no tenía que ir de un lado para otro. Al llegar nos percatamos de que eran todo hombres, así que pedimos hablar con el Servicio de Atención a la Mujer (que tiene su central en Francos Rodríguez) pensando que cada comisaría quizás tuviera una especie de delegación de dicho Servicio para dirigirnos directamente y hablar con gente especializada en el tema de agresiones sexuales. Esto no era así, por lo que tuvimos que contar la historia del motivo de la denuncia al agente que estaba en la ventanilla, él no tenía ni idea de qué hacer ni nos dijo que fuera a recoger denuncia alguna, de hecho obligó a la agredida a volver a contar la misma historia al Jefe de esa comisaría (la comisaría de Rubén Darío por cierto).

Ya van dos veces que E. tuvo que contar la historia a dos hombres desconocidos. ¿Sorpresa? Que nos dijeron que no podíamos denunciar ahí, que teníamos que efectivamente ir al Servicio de Atención a la Mujer, que si era solo a ella podían llevarla pero a las tres (ella, una amiga suya del instituto y yo) entonces ya no. E. decidió que fuéramos las tres en metro, pero de camino nos dimos cuenta que no nos habían dado el número de la calle del centro, simplemente nos habían dicho que estaba entre Cuatro Caminos y Tetuán, por lo que no sabíamos llegar, nos bajamos en Tetuán y preguntamos en esa comisaría que dónde estaba dicho centro para poder denunciar, ante lo cual se miraban (de nuevo todo hombres) con cara de interrogación : NADIE SABÍA DECIR A UNA VÍCTIMA POR VIOLACIÓN DÓNDE TENÍA QUE IR A DENUNCIAR.

Nos dijeron que nos esperáramos, que iba a venir un “camuflado” y nos podía llevar directamente allí (dimos por hecho que se refería a un agente de paisano), pero por más que esperamos lo único que conseguimos es que E. tuviera que tener que contar (POR TERCERA VEZ) la historia de su violación al Jefe de dicha comisaría y (UNA CUARTA VEZ MÁS) a otro, ya que según nos dijeron “los jefes no se hablaban entre ellos”. Una agente femenina dijo que nos llevaba pero su superior le dijo que no, que si nosotras teníamos medios (imaginamos se referían a abono de transporte) fuéramos solas.

¿Qué ocurrió en ese momento? Que cuando E. le contó al Jefe de la comisaría su historia, EL POLICÍA LE PIDIÓ QUE NO FUÉRAMOS A DENUNCIAR HOY. Le dijo que había pasado algo “súper importante” (textual) que ya nos enteraríamos por la televisión, pero que él no podía decirlo. El agente le dijo a la víctima que “POR FAVOR FUÉRAMOS A DENUNCIAR A PARTIR DEL SÁBADO” (hoy era miércoles).

Decidimos pasarnos por nuestros ovarios su recomendación de no ir hoy, ya que no nos parecía a ninguna ni una actitud profesional, ni una buena recepción por parte de las Instituciones ante una mujer que quiere interponer denuncia por violación. Alargar el proceso podía suponer que otro día ya no volviéramos, por cansancio de la víctima, por culpabilidad, por un sinfín de motivos como vergüenza de volver a repetir todo otra vez. Queríamos pasar por todo y acabar el proceso ese día.

Fuimos al SAF (Servicio de Atención a la Familia, donde se encuentra el de la Mujer), por el camino nos enteramos de que habían detenido al violador de Ciudad Lineal, así que tanto secretismo y actitud infantiloide por parte del policía que nos decía que no podíamos ir hoy nos parecieron ridículas, ya que estaba público en twitter. Al llegar, tras numerosos desvaríos de calles ya que nadie nos había dado finalmente la ubicación exacta, dijimos (al personal de allí que no nos dejaban entrar dentro de las instalaciones del edificio) que queríamos denunciar, nos pidieron los DNIs y nos alegramos (nos había costado mucho, empezamos a las 10 de la mañana y ya era la 13h, pero merecería la pena). Sin embargo, nos dijo que lo sentía mucho, pero que hoy era mal día, que si E. había esperado MÁS DE UN MES PARA DENUNCIAR, YA QUE MÁS LE DABA ESPERAR UNA SEMANA (textual de nuevo). Le dijo a E. que claro, que él no podía decirla a ella que no denunciara (le caería un marrón serio) pero que le recomendaba que fuera a partir del sábado (recordad, hoy era miércoles), que si acabara de suceder la violación, por supuesto, no tendría problema, pero si no era en ese momento, no.

Que la declaración iba a durar muchas horas, o sea que si queríamos podíamos denunciar pero íbamos a estar allí muchísimo tiempo porque, teníamos que entenderlo “¡HEMOS DETENIDO AL HOMBRE MÁS BUSCADO DE TODA ESPAÑA!” (Textual) y “además hay medios de comunicación” . De hecho, estaban a punto de llegar dos detenidos más, así que no podían hacer frente a todo. E. lo valoró y aunque quería denunciar, era tarde, tenía clases que ya estaba perdiendo y no le iba a dar tiempo con esa predicción tan negativa de los hechos. Asumimos que las violaciones mediáticas son peores que las que nos suceden a las mujeres que no salimos en la televisión o la radio.

En resumen, no nos podían dar una patada en el culo porque saben que no puede presionar a una víctima a que no denuncie, pero si nos hicieron tener que volver otro día. Imaginaos cuántas mujeres que iban a denunciar ese día no volvieron nunca.

Nos dio su teléfono y su nombre (Juan) y nos dijo que llamáramos la siguiente semana y él nos haría no tener que esperar cola.
La siguiente semana E. le llamó, y para su sorpresa él le dijo que lo sentía, que el protocolo había cambiado hacía unos días, y que no podíamos ir a denunciar a ese centro, que teníamos que ir a la comisaría más cercana al domicilio de la víctima (DONDE HABÍAMOS EMPEZADO Y ADONDE FUIMOS EN PRIMER LUGAR), ya que el agresor no era un desconocido y habían pasado más de 72 horas de la violación (datos que perfectamente tenía él, el día que fuimos a denunciar), de este modo se contradecía a sí mismo cuando nos había dicho el miércoles anterior que debíamos haber acudido al SAM en primer lugar en vez de a comisaría.

Volvimos a ir a la comisaría (si os cansa leer esto, imaginaos a nosotras vivirlo) y tras volver a contar la historia de nuevo (¡VAN CINCO VECES YA! Añadid cuando se lo contó al del SAM) el agente le tomo los datos a E., mientras tanto hablaba con otros compañeros del aire acondicionado, que por lo visto no funcionaba. Muy profesional el hombre en estos casos como veis.

Esperamos mucho, pero finalmente un agente le dijo a E. que fuera con él, me extrañó que le tomara denuncia un hombre, pero cuando volví me dijo que no, que simplemente ella le tuvo que contar la historia (YA VAN SEIS VECES), mientras él sin anotar nada y con mirada perdida le hacía preguntas. LO QUE MÁS LE PREGUNTÓ FUE QUE SI EL AGRESOR SABÍA QUE ELLA LE IBA A DENUNCIAR. Ella volvió a la sala de espera, volvió a venir el agente y le dijo delante de todos si el agresor sabía que ella le iba a denunciar. Ella le dijo por vigésima vez: que no. También una de las preguntas ‘estrella’ reiterada una y otra vez fue la siguiente: “PERO, ¿ÉL ES ESPAÑOL?” (Parece ser que la xenofobia interiorizada de las Instituciones aquí sale sin tapujos, queriendo hacer frente a un caso de inmigrante viola a española en vez de hombre viola a mujer).

Por último, una agente femenina de paisano vino con cara máxima de desprecio y E. se fue con ella. Según iban subiendo las escaleras la agente le decía que las denuncias falsas eran un tema muy malo, que estaba muy mal poner una denuncia a alguien por eso, que si ella (E.) denunciaba, la policía iba a ir inmediatamente a casa de él a detenerlo y le iban a mandar a los calabozos, y que además iba a pasar mucho tiempo en la cárcel, que si ella estaba segura de que le quería denunciar. Ella dijo que sí, a pesar del chantaje emocional y maltrato psicológico al que le estaba sometiendo la policía, así que le tomó la denuncia. Mientras E. le contaba cómo había sido, la agente dijo que era muy raro que no hubiera venido a denunciar antes, que si era para que sus padres no se enteraran se iban a enterar igual cuando le llegara la carta de los Juzgados, y que además ella creía que lo que el agresor pensaba no era que ella no quisiera tener sexo con él, sino que ella se enfadó cuando él le bajó la ropa a ella ( muy profesional que como policía que tomas una denuncia te pongas públicamente del lado del agresor). La policía insistía una y otra vez que “SI NO HABÍA PASADO NADA MÁS PARA ROMPER CON ÉL, SI LE HABÍA DEJADO SOLO POR ESO” (es decir, ella no era capaz de entender que una violación pueda ser perpetrada por tu pareja).

Cuando la víctima le contó a la policía que la habían violado mientras dormía, la respuesta literal de la agente fue “PUES QUÉ BUEN DORMIR TIENES, ¿NO?” (Desacreditando por completo su declaración).Durante la denuncia estuvo presente otro agente hombre, por cierto. Cuando acabó, la agente le dijo que E. no tenía pruebas así que era una tontería denunciar porque se iba a quedar en nada (es decir, de pasar a ser un apoteósico proceso donde el pobre agresor iba a comerse mil años de prisión, de repente al final ya iba a quedarse en nada).

E. acabó, se llevó su copia de la denuncia (evidentemente sin leerla detenidamente por la rabia e impotencia interna) y nos fuimos de allí. DÍAS MÁS TARDE APARECIÓ UN POLICÍA EN SU CASA (en vez de mandarle la citación por carta) para entregarle la mencionada carta donde decía qué día tenía que ir a declarar. De este modo provocaron que sus padres se enteraran directamente cuando vieron al agente aparecer en su casa, volviendo a generar una situación de mayor tensión a la víctima, y dejando claro que las Instituciones jamás estarán en contra de la violencia de género, ya que es el mismo sistema heteropatriarcal el que genera estas agresiones.
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Sabemos que ha sido muy larga la historia, pero recordad que ha sido vivida tal cual (con muchos detalles que ya no nos acordamos) por una chica de 17 años a la cual le han cambiado la vida de la noche a la mañana.

Este escrito no trata de incitar a las mujeres a que denuncien a la policía, tampoco de decirles que no sirve para nada, la denuncia institucional es una decisión personal que pone de manifiesto que la violencia de género sigue vigente, y es opción de cada mujer recurrir a esto o no según vaya a sentirse más segura consigo misma o crea que esto puede ayudar a otras mujeres. Sin embargo es nuestro deber informaros del nefasto funcionamiento de las Instituciones, ya que por mucho que el procedimiento hubiera sido distinto si la acabaran de violar en ese momento, sabemos que el porcentaje de mujeres que acude inmediatamente a denunciar es mínimo, por lo que es esta historia y no la que nos venden por televisión, la verdadera cara de las violaciones.

¡NINGUNA AGRESIÓN SIN RESPUESTA!
Asamblea Feminista Panteras

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha sorprendido muchísimo la podredumbre de este sistema 0% empático y, encima, echándole la culpa a la víctima y haciéndole pasar aún peor mal trago... y el tipejo ese ojala se muera rápido.

Fuerzas a la compañera. ¡No estás sola!